Por mas que nos quejemos en el fondo estamos encantados. Nos traen de cabeza y sin embargo se nos cae la baba cada vez que nos dan un abrazo, un beso o se nos tiran encima. Esas caritas sonrientes cuando te ven, esa manita tendida para cojerse a la tuya nos hace vibrar como cuando eran nuestros hijos los que lo hacián, aunque ¡ahí! ese
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